Un temporal y un poema
En el otro extremo del parque, había un viejo tiovivo que no daba vueltas a pesar de ser mediodía. Cerca de allí, el estanque de patos estaba vacío. Flotaba una insistente decadencia entre las ramas de los árboles desnudos; el cielo grisáceo era un lienzo minucioso de distintas tonalidades. Un perro suelto ladraba a un grupo de palomas que habían aterrizado en el suelo en busca de migas de pan.
En la frecuentada cafetería del Museo Botín, muchas mesas estaban reservadas pero vacías de gente. Nos sentamos en una que daba a la puerta, ofrecía magníficas vistas de la bahía. Aunque el día se había despertado ventoso y amenazante, el sol asomaba tímido entre los nubarrones. Mi hermana y yo pedimos dos cafés bien calientes. Habíamos pasado la mañana fotografiando las olas grisáceas y virulentas que se agitaban a los pies del muelle. Satisfechas y alimentadas por las imágenes del temporal, nos dispusimos también a degustar la bebida recién servida, cada una ensimismada en sus propios pensamientos: yo, en el poema que había escrito esa mañana; ella, en sus sueños o preocupaciones. Después de visitar la tienda de souvenirs del museo y comprar una pequeña y preciosa edición de Virginia Woolf titulada Escritos sobre el arte, salimos todavía pensativas, reconfortadas por el café y la vaga conversación que habíamos mantenido. La mañana había sido tediosa y agradable. Fuera, el viento había cambiado y, con su filo de cuchillo, destempló nuestros rostros. Nada dijimos, acostumbradas como estamos a esos cambios en la meteorología. Vagamente comentamos lo afortunadas que éramos de vivir en la ciudad ahora que habían comenzado las obras del Museo Reina Sofía Archivo Lafuente, en la antigua sede del Banco de España. Consumadas visitantes de museos, nos imaginábamos ya entre los pasillos disfrutando de los tesoros artísticos.
Habrá muchos paseos, lecturas, cafés y conversaciones lánguidas hasta que eso suceda.
A continuación comparto el poema que escribí esa mañana y que aún considero un borrador titulado Tú. Espero vuestras sensaciones en los comentarios:
Ella retira la vista,
la tristeza lejana
alimentada en el viento
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